miércoles, 19 de septiembre de 2018

ADAM SMITH

                                                                   ADAM SMITH      



                          Adam Smith, es quizá el más famoso economista del mundo, de hecho, es considerado el padre de la economía moderna al ser el autor intelectual de una teoría que combina la historia, la naturaleza humana, la ética y el desarrollo   económico de manera ejemplar.
                             Este autor nació en 1723 en la pequeña ciudad escocesa de Kirkcaldy,  norte de Edimburgo, y fue el hijo único de un padre que murió pocos meses antes y de una madre que vivió hasta los noventa años.


La teoría de los sentimientos morales
En 1759, a los 36 años, publicó el primero de sus dos libros, La Teoría de los sentimientos moralesconsiderada una obra cumbre y excepcional en la historia intelectual del mundo, que fue aplaudida por David Hume, pese a tensionar su Treatise of Human Nature (1739). Se trata de una obra pionera en la ética y la filosofía moral, que precede a la obra monumental de Immanuel Kant. Por ello no es extraño que Kant dedique siempre palabras generosas a Adam Smith.
La riqueza de las naciones 
Publicada en 1776, año de la independencia de Estados Unidos, y de la muerte de David Hume. En esta obra Smith continúa su linea antihobbsiana demostrando que el hombre es un ser social que colabora y participa con otros hombres. Temas como la división del trabajo y su clásico ejemplo de la fabricación de alfileres, el origen y uso del dinero, los precios de los bienes, los salarios de los trabajadores, los beneficios de los accionistas, la renta de la tierra y la fluctuación de los valores de la plata y el oro, son analizados en el primero de los cinco libros que componen La riqueza de las naciones.
La mano invisible
En los tiempos de Adam Smith una de las obras cumbres de la ciencia era los Principios Matemáticos de Isaac Newton (1667). Es Newton el que introduce la idea de mano invisible cuando, al referirse a los astros en el Universo, señala que estos parecen estar ordenados “por la mano invisible de Dios”. A Smith le gusta esta idea de una “mano invisible” que ordena las actividades en el mercado, pero asegura que nadie puede estar guiado por motivos de rentabilidad pura.